viernes, 15 de julio de 2011

En el último suspiro

En un partido no apto para cardíacos, Venezuela sobre el final se quedó, por ahora, con la punta del grupo B, tras igualarle a Paraguay, 3 a 3, en la última pelota de la noche.
El fútbol es así, en un partido te lleva a lo más alto y en otro te puede ocurrir algo de lo menos impensado. Ese fue el gran lema de éste partido, un rarísimo encuentro con un desenlace impresionante, dejando entrever que no hay que cantar victoria hasta que suene el silbato del árbitro. 
El equipo de Cesar Farías arrancó con todo: manejaba los tiempos del partido y se encontró rápidamente con el gol (Salomón Rondón),que lo llevó a la tranquilidad y con la clasificación en el bolsillo. Paraguay no llegaba al área, le faltaba peso en el medio campo y más que nada en la defensa, en donde las actuaciones de sus centrales no estaban a la altura de las circunstancias. Ese gol lo llevó al declive total y muy desordenadamente iba en busca de un empate, dejando grandes espacios para que en alguna contra Venezuela lo empiece a liquidar o se alejarse aún más en el marcador. Cuando menos se lo esperaba en esa primera parte, sobre el final, la Selección Guaraní llegó al empate que no era merecido por como había sido hasta ahí el trámite del partido, pero el fútbol es así.
El complemento fue muy pero muy distinto a la primera etapa. Ese gol pareció hacerlo reaccionar al equipo de Gerardo Martino y meterlo nuevamente en partido, ya que salió con todo en busca de los tres puntos, llevándose por delante a la Vinotinto, que se ocupaba mucho más de su arco que el de enfrente.
Éste ya no era el mismo partido que se vio en el primer tiempo, Paraguay, con sus líneas más sólidas, atacaba e inquietaba a Venezuela que no lograba plasmarse en el campo de juego. Tanto fue así que la Selección Guaraní logró llevar el partido a dos goles de diferencia y casi liquidando un cotejo que lo tuvo muy desfavorable en los primeros 45 minutos.
En las tribunas se festejaba la victoria, su clasificación ya era todo un hecho. No se pensaba que a sólo cinco minutos del final, el partido tome un rumbo desconocido que lleve a repartirse puntos. Pero como esto es fútbol y es uno de los deportes más lindos del mundo, todo puede pasar y pasó nomás: Primero, los corazones paraguayos se paralizaron luego de que los pies de Nicolás Fedor, dejen un marco de suspenso. Ese suspenso más que nada se hizo realidad, se convirtió en una película de terror y en lo menos impensado que podía llegar a ocurrir en esa noche cambiante: El arquero Renny Vega pidió ir a buscar la última pelota del partido, que encima la peinó, para que Grenddy Perozo deje a todo Paraguay sorprendido y más que nada al mundo futbolístico: la Vinotinto quedó en lo más alto del grupo C, hasta que juegue Brasil.

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